sábado, 10 de octubre de 2009

A.R.L.

Llamaron a la puerta.

Él estaba en el sillón, sentado, viendo las noticias en la tele. Se levantó y se dirigió a la puerta. La abrió. No había nadie. Justo cuando se disponía a cerrarrla, vio a sus pies un sobre a su nombre, con su dirección completa, y un sello con forma de pez verde. Se agachó y lo recogió para ver el nombre del remitente.

A.R.L.

Obviamente no pensaba abrirlo ni leerlo, pues sabía perfectamente a quien pertenecían esas iniciales. Pero... no, tampoco lo tiraría.

Por si acaso...


El sobre permaneció tres semanas encima del mueble de la entrada. Lo veía en cada momento que entraba en su casa, ya fuese porque volviera de trabajar, de salir con sus amigos, o de bajar al buzón. La tentación lo llamaba a diario, y él cada día le daba la espalda con un previo portazo. Apenas podía conciliar el sueño, el sobre estaba siempre presente.

Cuatro semanas. Cinco, Seis...

No lo abriría. No abriría el sobre del pez verde. Si lo hacía, habría ganado la partida A.R.L. en lugar de él. ¿Pero por qué no tiraba el sobre? No podía hacerlo, pero estaba enloqueciendo, necesitaba abrirlo, pero no quería. Cada instante que pasaba en su vida, la cual carecía ya de sentido, estaba más cerca de la locura terminal.


Había dejado de bajar al buzón, no por miedo de encontrar otro sobre así, pues sabía que ese tipo de sobres (los del pez verde) no llegaban por correo ordinario, sino para no tener que entrar de nuevo en su casa y enfrentarse al pez verde y a A.R.L.

Había dejado de salir con sus amigos.

Había dejado de ir al trabajo.

Había dejado de comer.


Al cabo de una semana encontraron su cuerpo. Tenía los ojos cerrados, y no parecía estar muerto. Parecía descansar en paz, sin ningún tipo de preocupación. El forense determinó que la causa de la muerte fue una deshidratación, debida a la falta de alimentación del sujeto. Junto a él encontraron un sobre verde, abierto, con un sello de un pez verde, y con la dirección de la víctima, cuyo nombre era Amador Remo.

Dentro de su mano, encontraron un pergamino antiguo. A primera vista parecía que estaba en blanco, pero cuando se observaba mejor se advertía una pequeña inscripción en él.

"La vida es todo lo compleja que tú quieras hacerla"

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Quina passada. Me ha encantado, Juanqui.

Sandra dijo...

o.O Me ha gustado jaj peero..a qué viene el sobre con forma de pez? jaj bueeno..aun asii me gustaa =)

Kuasas dijo...

ME gusta :) pero me ha dado miedete