viernes, 20 de diciembre de 2013

Tu actitud.


Ante una misma situación, es muy distinto reaccionar con un "¿Otra vez voy a tener que pasar por esto?" o con un "Si pude superarlo una vez, podré volver a hacerlo". Todo depende de la actitud que le regales a la vida y del tiempo que decidas alargar el inevitable sufrimiento que esta, durante toda tu existencia, te irá proporcionando cuando menos te lo esperes.

Todo es actitud, no se trata de optimismos ni pesimismos, sino de ser realista, de crear tu propia realidad y creer en ella, pues es solo tuya, y si la cuidas ella te cuidará a ti.


martes, 19 de marzo de 2013

No quiero.

No quiero hablar del tiempo. No quiero hablar del sol, de la lluvia, del frío, del viento. No quiero hablar de las estaciones, no me importa la primavera, no me incomoda el invierno, no me caen las hojas del otoño y no necesito veranos. No retendré el pasado ni el presente ni soñaré con el futuro, no haré viajes en el tiempo emocional, no lloraré.

No quiero escribir ni leer, ni ver ni mirar, ni sentir tu aliento, ni oler ningún ambiente, no quiero respirar. Aquí no hay normas, las instrucciones se han perdido, no hay dados ni ruletas y las cartas están trucadas. Nadie compró un tablero, nadie se sienta en círculos alrededor de las mesas, nunca faltan sillas, ninguno queda eliminado.

Solo quiero una cosa en este sitio sin reglas. Y nadie sabe el qué.

sábado, 16 de marzo de 2013

Mi canción.

Me persigue la melodía de una canción. En momentos de soledad, de pensar, de antes de dormir, la oigo. Sé cuál es, la reconozco de haberla escuchado numerosas veces en mi pasado, pero no recuerdo el título. Me lleva únicamente a imágenes, mezcla recuerdos con ficción, vivencias con deseos, mi pequeño ratito diario.

Es un trozo de esperanza, no llega a una, pero a veces si me concentro casi me siento en mi propio concierto particular. Aunque sin bises, y eso me entristece, porque se acaba. La canción se acaba y realmente ni siquiera la he oído, solo la he sentido, y entonces me topo con mi actual realidad. No me gusta vivir fuera de la canción ni quiero seguir siendo consciente de ello, pero es que no encuentro alternativa. Pasa el tiempo, suena la misma melodía siempre que la pido a lo poquito que me queda de alma, y al acabar no tengo motivos para sonreír ni para seguir.

Solo quiero tener mi propia tienda de música, donde yo pueda rebobinar y darle al play, donde yo diga qué entra y qué va a la puta basura, y donde ningún fantasma me susurre sus miedos para joderme mi vida.

Supongo que ya queda menos.