sábado, 27 de noviembre de 2010

Mirando al mar.

Solo en esta celda, en esta fría prisión,
condenado por extraños espero mi ejecución.
Yo sé que hoy moriré mirando al mar.

No me hicieron juicio, no fue necesario hablar.
Extraño en su tierra, el enemigo mortal.
Yo sé que hoy moriré mirando al mar.

Lejos, muy muy lejos, mas allá del ancho mar,
se encuentra una tierra a la que llamo mi hogar.
Y sé que no... No no no... Nunca más yo voy a volver.
Y sé que no... No no no... El futuro se acaba este amanecer.

Pienso en los hombres que nos mandan a luchar
por oro y por tierras que el pueblo nunca tendrá.
Y sé que no... No no no... No es justo que deba morir.
Y sé que no... No no no... Pero soy un soldado y esto elegí.

Déjame contemplar el sol,
será la última vez
que sienta su calor.

Matadme mirando hacia el mar,
así mi alma sabrá
cómo regresar.

Intentaré perderme allí
donde nacen los sueños.
Quizás así todo el dolor
que sienta me sea ajeno.

Lejos, muy muy lejos, oiré armas disparar.
En mi interior una voz me grita que debo volar

Miro al carcelero, ya mi tiempo se acabó.
Busco entre ellos al que manda el pelotón
y le pido:


Déjame contemplar el sol,
será la última vez
que sienta su calor.
Matadme mirando hacia el mar,
así mi alma sabrá
cómo regresar.

Lejos, muy muy lejos, oiré armas disparar.
En mi interior una voz me grita que debo volar.

Volar...



Y tras mi último concierto en la sala Q (WarCry el 11 de diciembre), habrá que echar el cierre.

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