sábado, 24 de abril de 2010

El puzzle que se llevó el viento.

No sé muy bien qué quiero decir en esta entrada. Bueno, en realidad sé qué quiero decir, pero no cómo. Suele pasarme cuando realmente tengo algo que decir, algo de lo que escribir un texto más o menos largo. Generalmente, aunque esté mal que lo diga yo, de estos momentos iniciales de incertidumbre me salen mis mejores entradas de blog.

Sin embargo, es en ésta y no en otra entrada en donde cuento todo esto, y la pregunta lógica que debemos hacernos, yo y cualquiera que se interese por leer esto, es: ¿por qué? ¿por qué estoy escribiendo de manera tan directa (al menos si comparamos con algunas cosas que escribo) hoy, y no ayer? ¿por qué no lo he dejado para mañana?

Creo que no lo sé. He tenido unos días de meditación, aprovechando esta semana de vacaciones de feria que estoy teniendo. Semana en donde he estado pensando quién soy, quién eres tú, y quiénes son ellos. Todo esto puede sonar muy místico, una chifladura como la copa de un árbol, pero creo que si eres de las personas que entra en mi blog y se pone a leer este tocho, y me vais a perdonar estos aires de superioridad, este pequeño lapsus de egocentrismo, puede que puedas llegar a entenderlo, a sentirte quizás identificado.

Creo que por aburrimiento no te terminas esto entero, hay cosas más divertidas en internet. Incluso puedes leerte un libro. Es bueno, yo me estoy leyendo uno.

Yo pienso mucho. Eso puede ser una virtud o un defecto, según para qué uses esta característica. De la mente nace todo, de reflexionar sobre uno mismo, sobre lo que necesitas, sobre lo que necesita la humanidad. De hecho, de la mente nacen grandes filósofos, pensadores, genios de diversos ámbitos. Todo, absolutamente todo, nace de la mente. Es increíble, todo lo que ves desde que abres los ojos hasta que los cierras, incluido lo que sueñas, es resultado y a causa del pensamiento humano.

Pero de pensar mucho también nacen grandes psicópatas. La gente se vuelve loca. Me resulta curioso que algunos tipos de locura (no todos, obviamente) y la medicina que los cura, nazcan de lo mismo, de pensar.

Por eso pienso, sí, pero procuro no volverme loco. Y es que siendo consciente de qué es la locura, o teniendo una ligera idea, puedo llegar a controlarme. Por eso aparte de pensar salgo (aunque estos días no mucho), leo, veo la tele (SLQH), escucho música, y un largo etcétera. Pero lo principal es no querer volverse loco, claro.

Tú puedes llegar a hacerte a ti mismo si te lo propones. También puedes dejarte llevar, que el viento te guíe a través de las montañas, pero así no tienes asegurado no chocar y quedarte incrustado en una colina, porque el viento a veces sopla realmente muy fuerte. De esta forma puede que seas incapaz de saltar la montaña.

Me siento como una pieza de puzzle. Podríamos comparar un semi-todo, el que quisiéramos, el que conforme nuestro entorno, con un puzzle. Pero no de estos tridimensionales modernos de ahora (¿nadie va a darse cuenta que el 3D es el mayor sacaperras inventado en el siglo XXI? Pensad en el cine, 9 euros una película. 3 euros más por un "ohhhh parece que lo toco". ¿No sería mejor un "ohhhh vaya giro argumental, menuda reflexión..." por 5 euros?), sino de los de siempre.

Hay piezas que están hechas para encajar a la perfección, que se ve que van juntas. De éstas, hay algunas que por lo que sea lo están más tiempo, y tal vez se vayan uniendo a otras, y poco a poco va creciendo el puzzle. Pero en el mundo existe el aire, el viento. Sí, ese viento del que hablaba antes que te lleva por montañas. Este viento es algo natural, no es ni bueno ni malo, es simplemente el destino, es algo con lo que hay que apechugar. Este viento puede destrozar el puzzle, puede joder el fragmento grande que habíamos conseguido unir (que un ser impersonal había conseguido unir), y habría que volver a empezar.

No sé si se entiende lo inmenso que puede llegar a ser esto, volver a empezar. Porque los bordes de las piezas, al haber estado unidos, ahora están más desgastados, quizás ya no encajen más con las mismas piezas de antes (de hace 15 minutos o de hace toda una vida).

Pero repito, esto no es ni bueno ni malo, es simplemente algo que pasa. Podrá ser malo para la pieza feliz (la pieza central), y bueno para la pieza cuyo deber es formar la esquina del puzzle y que por tanto es más selecta a la hora de seleccionar a sus compañeras de juego.

¿Quién soy, quién eres tú, o quiénes son ellos? Piezas del puzzle.

¿De dónde proviene el viento? Eso es algo que llevamos miles de años tratando de averiguar, aunque yo realmente no creo que provenga de ningún lado, es simplemente algo que pasa.

A mí me ha azotado el viento de pleno, en toda la cara, y aunque al principio sí, ya no siento tristeza por ello. Porque tengo mucha suerte (todos tenemos suerte, la cosa es buscarla, y lo más "difícil", encontrarla), y voy a aprovecharla. No voy a salirme de la caja del puzzle de 10.000 piezas, os recomiendo que nunca hagáis eso. Os recomiendo que busquéis las 2 horas de felicidad de un concierto, ese rato en un bar con los colegas, esas caricias de 1 minuto que a veces recibes... en definitiva, que seais capaces de decir: no, no soy feliz, pero mañana, cuando cruce esa frontera, lo seré en ese intervalo mínimo de tiempo.

Luego ya llegará lo que tenga que venir.

Porque no es ni bueno ni malo, es algo natural, son simplemente cosas que pasan.

2 comentarios:

Kuasas dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

jo, me ha gustadooo!!! Aunque como soy tontaa igual no lo entiendo...